A MI BELLA MAMA

 

Para Rosalía mi madre.

Es marzo, es el día de la luz con tu vida
El calendario del mundo, que dice, tu paso tan presente ante ésta familia. Las ochenta y siete primaveras, con los retoños de la flora, con las mejores flores, que visten los jardines. Dios que para una diosa, dejó la mano libre, ante tanto espectáculo.
Rosalía la madre, y el gen vivo, con tantas tormentas con los caprichos, para ser el rumbo, que marca el destino.
La vida en tu seno, que partió de la profecía
Para ser el éxito. Hoy agradezco tu valentía entre los remolinos, con las tormentas del abismo, allá, donde se preste.
Las que te llevaron tan lejos.
La familia que te quiere y te tiene como referente, la humildad, con tantos sueños.
Había un mariachi, con el mejor tono de los cantos, la garganta del milagro, que rompía de emoción, por vivir, a tu lado.
Hoy que cumples años, la víspera de tu aniversario, sentir tu paso, la gloria de tu encanto.

Esa unión que somos los que estamos y los que damos las gracias a Dios, por el presente.

Tu familia.

Que viva!! nuestra queridísima y amada
Rosalía
las letras que dan fe, de tu hazaña.

Un brindis a marzo, la primavera que nos trajo
el amor, de Rosalía

Y que cumplas muchas más.

Uno más de la familia

Pepe Henríquez Correa.

RAICES DEL CORAZON

 

Las raíces del corazón

Cuando la tertulia, entre los herederos de la misma sangre, se manifiesta, donde estuvo pérdida, entre los parientes, con el recuerdo del relato y cobran vida.

Como un libro, entre los pasajes de las aventuras, los ciclos reales, que fueron de ayer tan decisivos que marcaron el bienestar de hoy con el presente.

Mi familia, la tuya y la de todos, para recordar Con el sonido del yunque que forja a fuego, la familia, con el rojo del color del amor, en el corazón.

Las cenizas que se mantienen vivas, los vientos que nunca apagarán, con cualquier tormenta entre rayos y truenos, el amor que nació con ésa unión.

Las raíces del corazón, nunca dejan de renacer y hacer, otra vida, tu derecho de los que vivieron en el pasado.

Hoy que me acuerdo, de donde vengo

Un brindis, con el eco de las copas, sin romper el cristal , por la familia, con el corazón que nunca será del pasado.

CAMPANARIOS

 

Las campanas del cielo, cómo imaginar su temple en el sonido, de ese metal como signo en la atalaya de los templos de las iglesias

En lo alto de la torre, en el momento de estar más cerca, con el cielo.

Las cuerdas con el impulso humano que balancean su peso y hace, como un milagro el canto del bronce fundido.

Las alertas del mundo, el ataque inesperado, otro momento, que avisa de la guardia para estar preparado.

El bombardeo desmesurado, la fuerza con la lucha de ser el primero y romper la calma.

Morir en el sonido, ante un silencio que sólo con las campanas, rompen el rugido con las bombas que desbastan.

Los imperialistas que se creen ortodoxos con la religión del catolicismo y mueren con la vergüenza de poner al mundo, en el patíbulo con la guerra.

No toda Rusia, no ningún creyente, duerme con descanso, ante la mano, de quien mata por capricho y sin ningún arrepentimiento.

Volver a llamarte como el fin, de éste estado maligno.

¡Dios! haz la voluntad, para acabar con tanto mal.

Por todos los que sufren, no a la guerra.