Que regalo para la historia.
Un sinfín de músicos, tronando en el púlpito del escenario. Las notas de todos los instrumentos volando, en ése espacio, la vida como la recuerdo y testigo, con el afán de sentir la verdad, que será, más oportuno. Los aplausos del mundo, ante la satisfacción personificada, que se muestra tan limpio como el agua. ¡Oh! como agradecer tanto sentido, de un mundo que nos quieren ocultar y dar prioridad a todo, sin causa y sin sentido.
Por el mundo, de cada artista.
En el paso por la vida.
Que sea derecho, ante la duda.
Sentir la vida.
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